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- El Presidente de la Asociación Bancaria de Panamá
acepta públicamente que en Panamá “hay 2 o 3
bancos” que lavan dinero proveniente del tráfico de
drogas.
El común denominador de las acciones delictivas mencionadas no
solamente es la cocaína, sino el asombroso hecho que a la fecha no hay una
sola persona detenida en relación con ninguno de estos delitos. La explica-
ción cae entonces por su propio peso. No hay detenidos porque los crimi-
nales gozan de protección oficial. No hay, no puede haber otra explicación.
A raíz de la destitución, por nexos con personas involucradas en el
narcotráfico internacional del teniente coronel Julián Melo Borbúa, miem-
bro destacado del Estado Mayor, el fraude electoral se convirtió en comen-
tario de segunda línea. Fue desplazado por los no menos bochornosos deta-
lles de la vinculación en referencia. La noticia desvió la atención de la ciu-
dadanía, pero ayudó a comprender los verdaderos motivos del fraude y a
ubicar el mismo en el contexto de la actual realidad nacional.
El fraude no fue un incidente aislado de corrupción, sumisión y abu-
sos de poder. El fraude fue la consecuencia lógica de aquel aforismo, que
dice: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. El
Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa simplemente no quiso entregarle
el poder a la oposición, porque eso significaría el final de sus sórdidos y
multimillonarios negocios, de sus mal habidas y suntuosas mansiones y de
la corrupción absoluta engendrada previsiblemente por 16 años de ilimi-
tado poder.
He allí la verdadera razón.
La vinculación al narcotráfico de personas allegadas al régimen ex-
plica también, en cierta medida, los gigantescos recursos financieros que
despilfarró la UNADE, durante la campaña electoral.
Si bien es cierto que durante los 16 años de régimen militar o pseudo
civil, se ha mantenido la paz social que existe en Panamá desde nuestro na-
cimiento como república, es igualmente cierto que el precio que la Nación
ha pagado por ello es exorbitante. Una economía en ruinas, agobiada por
una deuda externa vasta e irresponsable, un militarismo creciente que ase-
dia a la democracia y debilita al erario, una población dividida, profunda-
mente defraudada y escéptica de la vía electoral como vehículo idóneo
para llegar al poder. “Un sistema educativo que procede de crisis en crisis
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