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PRÓLOGO
Las elecciones de 1984 no fueron unas elecciones ordinarias. Fueron
las elecciones más importantes para el país en toda una generación. En
efecto, desde el golpe militar de 1968, los panameños no habíamos podido
elegir a nuestros gobernantes. Los ciudadanos de menos de treinta años, fá-
cilmente la mitad del electorado, nunca antes habían podido votar ni por
Presidente de la República ni por todos los legisladores.
Continuismo o Cambio
El régimen que ha prevalecido durante los últimos dieciséis años, al
suspender durante este lapso la celebración de elecciones presidenciales y
legislativas, impidió el ejercicio de la democracia representativa en Pa-
namá. Pero intentó ir más allá todavía.
Pretendió asentar la vida política del país sobre los llamados 505 Re-
presentantes de Corregimiento, electos sin ninguna atención a la represen-
tación proporcional de la población, en elecciones celebradas en 1972 y
1978 sin participación de partidos políticos y con los medios de comunica-
ción bajo estricto control gubernamental. Suplantó la elección directa del
presidente, única que Panamá había conocido en toda su historia republi-
cana desde 1903, por una elección indirecta, que de hecho consistía en que
la Asamblea de Representantes de Corregimiento ratificara la persona de-
signada para el cargo por el General Omar Torrijos. Suplantó el Órgano
Legislativo, cuyos miembros se elegían anteriormente por votación popular
directa, primero por una Comisión de Legislación de libre nombramiento y
remoción por el Ejecutivo, en concreto por el General Torrijos; luego por
un Consejo Legislativo, dos tercios de cuyos miembros eran escogidos in-
directamente, por y entre los miembros de la Asamblea de Representantes
de Corregimiento, y solo un tercio eran escogidos por votación popular di-
recta. Colocó al Órgano Judicial bajo la dependencia del Ejecutivo. Otorgó
nominalmente al General Torrijos, por un artículo constitucional, durante
seis años, poderes omnímodos como “Jefe Máximo de la Revolución Pana-
meña” y estableció con otro artículo constitucional, una tutela de la Fuerza
Pública sobre todos los Órganos del Estado.
En resumen, el régimen no sólo suspendió el ejercicio de la demo-
cracia representativa, sino que intentó suplantar su legitimidad misma, en
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