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de papeletas previamente a las elecciones. Se pensó que todas estas accio-
nes, más la compra masiva y sistemática de votos, serían suficientes para
darle el triunfo a Barletta. Pero no fue así.
En la madrugada del 7 de mayo los resultados indicaron que Nicky
había perdido. El Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa lo supo primero
que todos; recordemos la eficaz red de comunicaciones y el numeroso per-
sonal que había dedicado a este propósito. Entonces, se ordenó la segunda
etapa del fraude, que consistió en las impugnaciones arbitrarias con las que
sustrajeron miles de votos a la ADO. Ahora bien, los recursos de nulidad
se podían presentar solamente durante un período de 24 horas después del
cierre “del escrutinio de la mesa de que se trate”. Por lo tanto, de este mé-
todo solo pudieron disponer por un tiempo limitado, el cual no fue sufi-
ciente para alterar la balanza de la manera deseada. Aún ganaba Arnulfo
Arias. Se dieron entonces los fraudes desesperados, burdas y evidentes vio-
laciones a la ley y al Código Electoral, como el robo de las Actas del Cir-
cuito 4-4 (3 días después de las elecciones), las actuaciones reveladas por
el “encapuchado” y el escamoteo de votos de San Miguelito en el mismo
Tribunal Electoral.
Finalmente, el Tribunal Electoral convalidó el fraude de las impug-
naciones masivas rechazando todos los recursos de nulidad, pero no agre-
gando los votos previamente impugnados al total. Solo entonces, habiendo
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transcurridos 14 días de las elecciones se pudo proclamar al perdedor,
como si fuera el ganador, por medio de una resolución que lleva el Salva-
mento de Votos del Presidente del Tribunal Electoral como prueba indele-
ble, aunque inocua, de los fraudes cometidos.
Para terminar, debemos denunciar enérgicamente lo que fue la más
nefasta de las acciones realizadas por el régimen en su desmedido intento
de llevar a Barletta a la Presidencia, es decir, la institucionalización de la
violencia como vehículo de política partidista. “El Comando Especial del
PRD”, cuya única razón de ser era la violencia, fue dirigido por un funcio-
nario público de rango intermedio, el Lic. Humberto López Tirones, Direc-
tor de la DIGEDECOM y entre sus filas, además de los notorios maleantes
mencionados anteriormente, militaban numerosos funcionarios públicos
51 La segunda vuelta de las elecciones en El Salvador y en Ecuador, se realizó el mismo día que en Pa-
namá. En el primero, los resultados se supieron dentro de las 72 horas subsiguientes al cierre de la vota-
ción. En el segundo, se conoció al triunfador a las 24 horas. En Panamá, a pesar de que el número de vo-
tos emitidos fue de 2 a 4 veces inferior al de los países citados, transcurrieron 14 días hasta que se su-
piera el resultado oficial. Obviamente esto indica la existencia del fraude. Si Nicky hubiera ganado, el
régimen hubiera anunciado el triunfo con bombos y platillos el mismo 7 de mayo.
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