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… [hubo] un alto porcentaje de participación, a pesar del problema de
los que habiendo sido censados no aparecieron en los registros electora-
les.
En no pocos casos ha prevalecido la vieja actitud de ganarse el poder ‘a
como sea’ mediante compra de votos, la ‘pica de cédula’, reparto de licor,
indebido empleo de recursos y personal del gobierno y en algunos lugares
la notoria intromisión de las Fuerzas de Defensa Nacional.
La mayoría de las mesas impugnadas… particularmente en las elecciones
presidenciales, lo fueron por razones arbitrarias y meramente partidistas.
Es evidente que estos acontecimientos han decepcionado a todo un
pueblo y han empeñado la credibilidad de sus instituciones electorales,
cuya esencia es el voto libremente emitido y pulcramente escrutado.
Este suceso [los disturbios del 7 de mayo], reportado gráficamente en
los periódicos y en la televisión, ha herido fuertemente la sensibilidad de
todos los panameños. Ante la evidencia de tantas fotografías y tantos tes-
tigos de los hechos, no se explica la demora de la justicia en señalar y san-
cionar, al menos, a los principales responsables”.
DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA
EPISCOPAL PANAMEÑA SOBRE
EL PROCESO ELECTORAL,
La Prensa, 28 de mayo de 1984, página 5B.
En los párrafos citados la Iglesia católica, la cual hemos visto repre-
senta el testigo imparcial y objetivo por excelencia, confirma las acusacio-
nes de abusos de poder, de fraude y de complicidad de las autoridades, en
los trágicos sucesos del 7 de mayo, que hemos presentado en las páginas
anteriores. ¿Qué grado de credibilidad merecen, por lo tanto, declaraciones
del Dr. Ardito Barletta o de cualquier otro simpatizante de la UNADE, que
expresen, en una u otra forma, que las elecciones representan la voluntad
popular?
La reacción nacional al fraude tuvo muchas otras manifestaciones
escritas. Leamos a continuación algunas secciones de los comunicados más
importantes y representativas de la sociedad (el subrayado es nuestro):
COMUNICADO DEL COLEGIO NACIONAL DE ABOGADOS
La Prensa, mayo 30, 1984, página 1A.
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