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diversas violaciones a la Constitución Nacional y al Código Electoral.





                  El libro está dividido en tres capítulos

                         En el capítulo primero relataré lo acontecido antes de las elecciones,
                  partiendo de la jubilación efectiva del General [Rubén Darío] Paredes del
                  cargo de Comandante en Jefe de la Guardia Nacional y el subsiguiente y
                  efímero intento de su candidatura militar. La participación directa del Es-
                  tado Mayor de las Fuerzas de Defensa en la selección del candidato oficial,
                  la presión a los empleados públicos, el abuso de los recursos del Estado, el
                  control de los medios de comunicación, la composición del Tribunal Elec-
                  toral y su actuación previa al 6 de mayo, serán otros puntos tratados en este
                  capítulo inicial.


                         Las elecciones y el escrutinio son el tema del segundo capítulo. Aquí
                  relataré los diversos fraudes cometidos: la eliminación de votantes oposi-
                  cionistas del listado oficial, la compra de votos, las impugnaciones masivas
                  y arbitrarias, el caso del Circuito 4-4, la actuación de la Junta Nacional de
                  Escrutinio y del Tribunal Electoral, la proclamación del Presidente Electo
                  y la represión policial.

                         Finalmente, en el tercer capítulo se proporcionarán los resultados de
                  acuerdo con las actas en posesión de la Alianza Nacional de Oposición y se
                  describirá la reacción nacional e internacional a este bochornoso capítulo
                  de la historia contemporánea panameña.

                         Para concluir esta introducción me parece apropiado citar a Bolívar,
                  quien se refirió al deber fundamental de un gobierno con las siguientes
                  palabras:

                           “El primer deber de un gobierno es dar educación al pueblo”.


                         Qué contraste más pronunciado entre esta noble concepción de la
                  función gubernamental y aquella vulgar y cínica sentencia que sirvió, indu-
                  dablemente, de inspiración para que un grupo de ciudadanos deshonestos,
                  militares y civiles, perpetraran el bochornoso fraude electoral que será pro-
                  bado, a ciencia cierta, en las páginas que siguen.


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