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del Puente Van Dam. De donde, no te quepa la menor duda, los volverán a
sacar cuando los necesiten. Si no los liquidan calladamente”. 43
Las palabras de Guillermo Sánchez Borbón fueron proféticas. Exac-
tamente 3 meses después de los sucesos del 7 de mayo, es decir el 7 de
agosto, Silverio Brown, aquel matón que entró impunemente al recinto de
la Junta Nacional de Escrutinio y que dirigió el ataque a los simpatizantes
de la ADO fue muerto, en circunstancias dudosas, por agentes del Departa-
mento Nacional de Investigaciones (DENI).
“Las autoridades policivas anunciaron ayer la muerte violenta de Silverio
Brown, sujeto que la ciudadanía identificó como el cabecilla de las huestes
del “comando especial” del oficialista PRD… Pese a que se entregaron a las
autoridades filmaciones y fotografías que identificaban claramente a Silve-
rio Alfonso Brown Turton –su nombre completo– la Fiscalía Auxiliar de la
República nunca dictó orden de detención contra él por su abierta y pú-
blica participación en los sangrientos hechos ocurridos a 24 horas después
de las elecciones presidenciales del pasado 6 de mayo.
Según la Fiscal Martín, tres agentes del DENI acompañaron a Brown,
quien fingía cooperar con las autoridades, al sitio donde mantenía su es-
condite armado, precisamente en el lugar denunciado como su guarida en
publicaciones hechas por La Prensa.
El hoy occiso le quitó la carabina a uno de los agentes y forcejeó, otro de-
tective tuvo que disparar sobre Brown para proteger sus vidas, dijo la Fis-
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cal”.
El diario oficialista Crítica, el mismo que había culpado a la
ADO de los disturbios del 7 de mayo y que ignoró en su totalidad la evi-
dencia que señalaba inequívocamente a Brown y a los comandos del PRD
como los verdaderos culpables, se refirió de la siguiente manera sobre el
notorio hampón: (el subrayado es nuestro).
Op. cit., “En Pocas Palabras”, 22 de mayo, 1984, pág. 8C.
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44 Op. cit. 8 de agosto, pág. 1A. Esta versión oficial de la muerte de Brown fue desmentida cate-
góricamente en la columna “En Pocas Palabras”, del diario La Prensa del 22 de agosto, en donde se
afirma que “A Silverio Brown lo mataron de cuatro balazos en la espalda, como lo indican sin lugar a
duda los orificios de entrada”. Ni más ni menos que la eliminación de un cómplice.
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