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RESUMEN



                           El triunfo del Dr. Nicolás Ardito Barletta se produjo porque esa fue
                  la voluntad del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa, no la voluntad de
                  la mayoría de los votantes. Esa es la realidad del actual sistema político pa-
                  nameño: militares deshonestos gobernando a través de civiles sumisos e
                  igualmente deshonestos. Usemos la palabra honestidad en su amplio y co-
                  rrecto significado. Porque no es deshonesto solo aquel que roba dinero,
                  acepción en extremo restringida y, por tanto, preferida por algunos de los
                  simpatizantes del régimen, en particular Ardito Barletta. Deshonesto es
                  también aquel que roba votos o que colabora con los ladrones de votos.



                                “Fraudito [Dr. Nicolás Ardito Barletta] dijo repetidas veces du-
                             rante la campaña que él (contrariamente a sus jefes y compañe-
                             ros del proceso) es un hombre honrado. Por lo visto él le da una
                             acepción muy restringida al vocablo. Un hombre honrado jamás
                             aceptaría colaborar con ladrones, y menos durante 10 años, sin
                             que ni en una sola ocasión alzara su voz para protestar por des-

                             manes (incluyendo asesinatos) que eran del conocimiento pú-
                             blico y que él tenía que conocer mejor que nadie.
                              Un hombre honrado no aceptaría jamás que se robaran los vo-
                             tos del pueblo panameño para beneficiarlo a él con una presi-
                             dencia que el mundo entero sabe que no lo pertenece, sino al
                             Dr. Arnulfo Arias. Ni permitiría que sus grupos paramilitares,
                             bajo la vigilante protección de la Guardia, atacara a balazos y a
                             batazos a manifestantes pacíficos y desarmados, con un saldo

                             de muertos y heridos. Ni hubiera permitido que todos los recur-
                             sos del Estado y de la Guardia se usaran para imponer su candi-
                             datura, profundamente impopular al país, ni que se compraran
                             votos como quien compra papeletas, ni que se arrebataran las
                             cédulas y las perforaran. Un hombre honrado, se hubiera
                             muerto de vergüenza antes de aceptar las credenciales espurias
                             que hoy le entregan Magistrados capaces de venderle su alma
                                          58
                             al diablo”.



                         58  “En Pocas Palabras”, La Prensa, mayo 30, 1984.
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