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B. EL DESARROLLO DE LA VOTACIÓN

En las áreas urbanas la votación, en términos generales, se desarrolló
en forma masiva y pacífica. Sin embargo, se observaron grupos de
soldados votando varias veces en diversos centros de votación. Se observó
también a numerosas personas con credenciales del Tribunal Electoral que

las autorizaban a votar en cualquier mesa de votación, aun sin estar
inscritas en el Registro Electoral. Estas credenciales espurias fueron
repartidas a simpatizantes del régimen por candidatos del Partido Laborista
(PALA) y del Partido Acción Nacional (PAN). Es de suponer que otros
partidos oficialistas dispusieron de este mecanismo para permitir votar a

ciudadanos no inscritos en el Registro Electoral.

En numerosas mesas de votación los funcionarios del Tribunal
Electoral colocaron un número insuficiente de papeletas de la oposición o,
peor aún, no las colocaron del todo. En consecuencia, una cantidad
indeterminada de electores no pudo votar por los partidos de su
preferencia. En otros casos, al momento de detectar esta anomalía, los

representantes de los partidos de oposición reclamaron las papeletas
correspondientes y el proceso se interrumpió por periodos prolongados.

Se observó un retraso sistemático del inicio de la votación, sobre
todo en las áreas rurales, sin duda con el propósito de reducir el número de
votantes. La hora oficial para el inicio de la votación había sido fijada para

las siete de la mañana en todo el país. Sin embargo, en la provincia de
Bocas del Toro, en términos generales, las mesas de votación no
comenzaron a funcionar antes de las nueve de la mañana y muchas no lo
hicieron antes de las 10:30 a.m. Así ocurrió en Colón. En Veraguas se dio
un caso similar y en las tierras altas de Chiriquí hubo mesas que no
funcionaron hasta bien entrada la tarde. El mayor abuso ocurrió en algunas
mesas del corregimiento de cabecera de Cañazas en donde la votación se

inicio a las cinco de la tarde y terminó a las cuatro de la mañana. En otras
mesas de esta apartada región, de legendaria tradición oposicionista, no
hubo votación porque los representantes del Tribunal Electoral nunca
llegaron a sus respectivas mesas.

A pesar de las anomalías anotadas, los electores concurrieron
masivamente a las urnas tal como lo destacaron los diversos grupos de

observadores internacionales que presenciaron las elecciones.

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