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manifestaciones de los partidos del Gobierno, bajo la amenaza de perder
sus empleos. Los pocos que se resistieron a ser llevados de un lugar a otro,
como animales, perdieron en efecto sus empleos, en violación descarada de
preceptos legales y de normas éticas elementales.
Como si lo dicho fuera poco, los empleados públicos no inscritos en
los partidos del Gobierno, fueron obligados a inscribirse en el partido
político a que pertenecía el Jefe de la institución respectiva. Y, por
añadidura, a todos los funcionarios públicos se les obligó a entregar una
lista con nombres y cédulas de tres personas, por lo menos, que no fueran
empleados públicos y cuyo voto pudiese ser “aportado” por los referidos
servidores estatales.
Por último, se abusó de los vehículos y otros bienes del Estado en
favor de los candidatos oficialistas, en violación de claras normas
constitucionales y legales, que prohíben tal práctica. Como botón de
muestra y, por lo visible, citamos el caso del enorme retrato del candidato
oficialista a la presidencia, colocado en el exterior del edificio del Instituto
de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN).
4. Los Observadores Internacionales Oficiales:
A pesar de que la señora Magistrada Presidenta del Tribunal
Electoral manifestó, dos meses antes de las elecciones, que se permitiría la
venida de todos los observadores internacionales que quisieran hacerlo, el
Tribunal Electoral decidió posteriormente que solo habría 30 observadores
oficiales invitados por el Tribunal Electoral a los cuales se les permitiría
presenciar las votaciones. El número ínfimo de observadores
internacionales demostró el desprecio que por la observación internacional
tenían los regentes del Tribunal Electoral.
En América Latina, el Centro de Asesoría y Promoción Electoral
(CAPEL) es ampliamente conocido por su eficaz e imparcial labor en la
observación de elecciones. Dicho organismo manifestó interés en
presenciar las elecciones panameñas, pero el Tribunal Electoral rehusó
invitar a miembros de CAPEL al señalarles que la observación de las
elecciones terminaría al concluir el proceso de votación en cada mesa,
excluyendo así la posibilidad de observar los escrutinios. Esta y otras
razones obligaron a CAPEL a declarar que no vendría bajo ningún
concepto a observar las elecciones panameñas y que no autorizaba que
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