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La anulación de las elecciones del 7 de mayo por el Tribunal
Electoral supone, a todas luces la admisión implícita que la oposición
obtuvo en dichos comicios una ventaja electoral de tal magnitud que no
pudo ser escamoteada en el tinglado de las trampas urdidas por la dictadura
militar, con la participación del Tribunal Electoral. Si tal no hubiese sido el
caso, el régimen castrense habría repetido, sin sonrojo, la historia electoral
de 1984, cuando también se desconoció la voluntad soberana del pueblo
panameño y se proclamó la elección de los candidatos que habían sido
derrotados en las urnas. ¡Que nadie se equivoque! La historia no se repitió
porque la dictadura no se había preparado para perpetrar un fraude capaz
de ocultar la victoria inmensa de un pueblo que no está dispuesto a tolerar
la permanencia en el poder de quienes, lejos de representarlo, lo oprimen y
le niegan toda posibilidad de redención económica y de libertad política.
En manifiesto fechado el 11 de mayo de 1989, la alianza
oposicionista, al impugnar ante la opinión pública el exabrupto del
Tribunal Electoral de anular las elecciones, dijo:
a. Que, como coautor del frustrado fraude con que se
pretendió burlar la voluntad del pueblo, el Tribunal
Electoral carece de autoridad moral para anular los
referidos comicios.
b. Que, igualmente, carece dicho Tribunal de base legal para
decretar tal anulación con los pretextos, deleznables y
fementidos, de que hubo obstrucción del proceso electoral
por parte de elementos extranjeros, de que hubo compra de
votos y de que las corporaciones electorales carecen de
documentación auténtica que les permita proclamar la
elección de los candidatos triunfadores en tales comicios.
c. Que las obstrucciones que hubo en el proceso electoral son
imputables únicamente al sector oficialista y que, por otra
parte, todos los observadores extranjeros invitados por el
Tribunal Electoral a presenciar los comicios, así como la
Iglesia católica, han reconocido de manera expresa el
triunfo de la ADO CIVILISTA.
d. Que en el delito de la compra de votos sólo incurrieron los
candidatos de la dictadura, quienes lamentablemente para
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