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Sin embargo, describir al candidato oficial no era suficiente. Había
                  que nombrarlo directamente. Con este propósito se reunieron el 5 de di-
                  ciembre de 1983 los dirigentes del Partido Revolucionario Democrático
                  (PRD), el partido oficial Torrijista por antonomasia, y el Estado Mayor de
                  la Guardia Nacional, en el salón de reuniones de la Comandancia. No re-
                  presentaba algo novedoso que el PRD se reuniera con los militares en los
                  cuarteles. Existían numerosos precedentes, reveladores de la naturaleza del
                  régimen. Como, por ejemplo, aquella reunión celebrada el 18 de septiem-
                  bre de 1982, en la base militar de Río Hato, en la cual el Coronel Roberto
                  Díaz Herrera había manifestado claramente: “Por una simple ecuación es-
                  piritual y política el PRD y la Guardia Nacional serán siempre aliados”.

                         Veamos ahora como describe, con su singular mezcla de humor y as-
                  tucia, la reunión del 5 de diciembre de 1983 el genial columnista del diario
                  La Prensa, Guillermo Sánchez Borbón, en su columna “En Pocas Pala-
                  bras”, del 7 de diciembre: “Anteayer fue la reunión entre el PRD (Para Re-
                  cibir Desaires) y el Estado Mayor, a solicitud de aquel. Presente las dos
                  planas mayores en pleno, Jerigonzáles [Gerardo González Vernaza] tomó
                  (en las rocas) la palabra para decir que el de ellos era el partido de la Guar-
                  dia. Que en 1972 los representantes eligieron Presidente de la República a
                  Angueto Riera, pero que bastó una orden de Torrijos y que desenfundaran,
                  para que rectificaran y votaran por Lakas. Así que ahora manden. Digan a
                  quien quieren de candidato para postularlo y ya, yacito mismo. Luego fa-
                  bló Adolfo [Adolfo Ahumada] et dixo: Uds. han traicionado al proceso, el
                  proceso es progresista, por tanto, el candidato tiene que ser de izquierda”.

                         El candidato no sería de izquierda, muy por el contrario, el candidato
                  sería un doctor en economía, graduado en la Universidad de Chicago, con-
                  siderada como la meca de la derecha financiera. El candidato no sería si-
                  quiera un miembro del PRD. El candidato sería el Dr. Nicolás Ardito Bar-
                  letta quien, de acuerdo con Noriega, llenaba a cabalidad los requisitos es-
                  pecificados en la famosa reunión del 29 de octubre. Además, sus actuacio-
                  nes como Ministro de Planificación de Torrijos, durante más de seis años,
                  indicaban, sin lugar a duda, que también llenaba a cabalidad los requisitos
                  que Noriega, acaso por considerarlos obvios, no había mencionado.

                         Sin embargo, pasarían varias semanas hasta que Ardito Barletta
                  fuera oficialmente declarado el candidato del PRD. ¿Por qué la demora?
                  Simplemente porque Ardito Barletta no era un buen candidato y había, por





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