Page 58 - ASI_FUE_EL_FRAUDE_eBook
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Por ejemplo, durante las últimas semanas de la campaña, precisa-
mente cuando la publicidad política es más efectiva, emisoras de gran au-
diencia rehusaron transmitir cuñas de la ADO o redujeron la frecuencia de
las mismas, le negaron los micrófonos a los mejores políticos de la oposi-
ción y aquellos que lograron hablar fueron hostigados por locutores ya des-
pojados de su efímero manto de imparcialidad, se negaron también a trans-
mitir, aún a cambio del dinero correspondiente o en algunos casos hasta
por más de lo usual, los discursos públicos de los líderes de la ADO.
Simultáneamente, la propaganda a favor de Nicky aumentó conside-
rablemente y el mismo candidato visitó los programas de mayor audiencia,
los cuales no permitían el uso de los micrófonos a los vicepresidentes de
Arnulfo.
Por otro lado, las autoridades intentaron cancelar la licencia de Ra-
dio Barú, emisora oposicionista en Chiriquí.
En Panamá, el programa diario que dirigía el Lic. Guillermo Cochez,
vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano, junto con el autor de este
libro, fue cancelado abruptamente el 1ro. de mayo, sin ninguna razón legí-
tima. Similar suerte corrió el Dr. Carlos Arellano Lennox, vicepresidente
del PDC, en su programa vespertino y Mario J. de Obaldía, liberal de opo-
sición vinculado al PPA, en su programa de mediodía. Cabe mencionar que
los tres distinguidos políticos fueron candidatos a legislador y los tres re-
sultaron electos.
En el interior de la república también se dio el caso que las más im-
portantes emisoras le cerraron las puertas a la oposición. Por ejemplo, el
programa de Vasco del Mar Huertas, dirigente demócrata cristiano de la
provincia de Herrera, fue cancelado sin explicación, después de presiones
ejercidas por el Jefe de la Zona Militar.
Así pues, al finalizar la campaña la presencia de la oposición en la
radio se vio mermada considerablemente debido a la presión oficial a la
que fueron sometidos los dueños y los locutores de las emisoras más im-
portantes. En los últimos días de la campaña, la oposición probablemente
solo tenía acceso a 15 % de los programas radiales.
El Estado también abusó de sus recursos en esta área. Específica-
mente utilizando a Radio Nacional, propiedad del Gobierno, es decir, de
todos los panameños, para hacer una desvergonzada campaña a favor del
candidato oficial. Esta emisora transmitía 2 horas diarias de comentarios
políticos oficialistas, mientras que solo permitió una hora semanal a cada
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