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esotéricas”, que a un respetable grupo de ciudadanos de religión judía y a
un médico expresidente de la República, quien había atendido y conver-
sado con los sobrevivientes de la tragedia. Y, ¿Nicky? Haciéndose de la
vista gorda en algún lugar del país. Ver Anexo No. 14.

En resumen, hemos visto como los medios de comunicación fueron,
en mayor o menor grado, en una u otra forma, instrumentos del Estado Ma-
yor de las Fuerzas de Defensa en su campaña de llevar a su candidato a la
Presidencia y continuar así gobernando el país. La naturaleza de este con-
trol fue diferente en los 3 medios examinados: en la prensa fue sobre todo
a través de una propiedad mal habida (el robo de Editora Panamá América,
S.A.); en la radio por la coacción y la utilización ilegal de los recursos del
Estado (Radio Nacional) y en la televisión por el control directo y la com-
plicidad interesada de prominentes empresarios.

El resultado fue como dijo César Quintero:

“El gobierno tiene todos los canales de televisión, todos
los diarios menos uno, las emisoras de radio más potentes”.

Y como dijeron los Obispos:

“… hubo abusos, violencias, parcialidad en las noticias,
discriminación, deshonestidades…”

¡Y después Nicky diría que ganó en buena lid!

4. El Tribunal Electoral

¿Quiénes fueron los responsables de presidir un evento de tanta tras-
cendencia como las primeras elecciones presidenciales en 16 años? ¿Cuá-
les eran sus antecedentes y experiencia previa, su imparcialidad, su com-
promiso ideológico con los principios democráticos que deberían proteger
y defender? A continuación, el lector encontrará la respuesta a las interro-
gantes planteadas.

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