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                  una curul legislativa…”.   Y Carlos F. Rodríguez, candidato a la Segunda
                  Vicepresidencia de la ADO, se manifestó de la siguiente manera sobre la
                  impugnación mencionada: “es una injusticia que obedece a consideracio-
                  nes que no son de orden jurídico y ponen en tela de duda la imparcialidad
                                                               22
                  del Tribunal en los próximos comicios”.   (Ver Anexo No. 16). Es intere-
                  sante mencionar que el candidato de la UNADE en el circuito de Antón, es
                  decir, el contrincante que más se beneficiaría con la impugnación de Arias
                  Guardia, era un cuñado de Barletta, quien a pesar de toda la “ayuda”, que
                  recuerda la “ayuda” brindada en Veraguas al primo hermano de Torrijos,
                  en 1978, no ganó. El pueblo de Antón votó por el primer suplente de Arias
                  Guardia, Emiliano Ponce, quien resultó electo cómodamente.

                         Antes de comenzar el siguiente capítulo, el cual relata las elecciones
                  y el escrutinio, es conveniente que resumamos lo expuesto hasta el mo-
                  mento.

                         Fueron cuatro las características sobresalientes del proceso electoral
                  panameño de 1984:


                            1.  La manifiesta e ilegítima injerencia del Estado Mayor de las
                                Fuerzas de Defensa en la selección del candidato oficial y en
                                la campaña electoral.

                            2.  El amplio y comprobado abuso de los recursos del Estado,
                                tanto en personal como en material, a favor del candidato ofi-
                                cial.

                            3.  La inescrupulosa manipulación y el eficaz control de los me-
                                dios de comunicación.

                            4. La existencia de un Tribunal Electoral abiertamente parciali-
                                zado y sobre el cual su presidente no ejercía un control efec-
                                tivo.









                  21  La Prensa, abril 27, 1984, pág. 1A.
                  22  Ibídem.
                                                                                                    65
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